Expedientes sumariales en el Archivo Militar de Sevilla
Felipe Bellido Toribio, apodado “Bizco Felipe” tenía 43 años cuando fue detenido en su casa por la Guardia Civil de Porcuna tras volver de la llamada “zona roja liberada”. Estuvo casado con Encarnación Gutiérrez Cañas, con la que tuvo seis hijos, residiendo en la calle Silera 43.
Felipe fue acusado de un crimen que no cometió, es decir, el asesinato de seis derechistas de Valenzuela en las cercanías de la cortijada del Zahan (término municipal de Porcuna). Por este delito fueron condenados a muerte no solamente Felipe, si no otros paisanos de Porcuna, como Anastasio Ruano Aguilera “Colorín”, Benito Simón del Pino, “Escopeta”, Manuel Cobo Heredia, “Peluso” o Miguel Saco Herrera. Al mismo tiempo que se estaban tramitando los sumarios de urgencia en Porcuna, en la localidad vecina de Cañete de la Torres, pagaron con sus vidas por este crimen otros tantos convecinos recientemente detenidos. En Valenzuela, aunque no hemos tenido acceso a sus expedientes sumariales, suponemos que hizo lo mismo.
Y es que los militares golpistas lo tenían claro. Habla (rebuzna) Emilio Mola: “serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedad o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas (…). Cualquiera que sea abierta o severamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado (…). Hay que sembrar el terror, dejar sensación de dominio sin escrúpulos ni vacilación a los que no piensen como nosotros”. Efectivamente, la experiencia democrática de la República tenía que ser erradicada por el terror; y para ello fue necesario “eliminar” a los dirigentes de izquierdas y a los jornaleros, protagonistas, sin duda, de conflictos contra los intereses de la patronal.
Este es el caso de Felipe, y tantos miles. No es de extrañar entonces que las delaciones de los vecinos fueran motivo suficiente para arrestar y abrir sumario a miles de personas. Se llegó a la tremenda injusticia de acusaciones infundadas, cogidas de un listado que el propio régimen confeccionó a través de bandos o decretos.
Aún así, hombres como Felipe, Anastasio, Benito o Miguel, aunque sabían la suerte que corrían, no se dejaron amendrentar por los vencedores, a sabiendas de que sus juicios eran una farsa carente de las mínimas garantías jurídicas. No es extraño, por ende, que siempre que tienen la ocasión (que no son muchas) defiendan su inocencia y asuman con consciencia su pertenencia a partidos y sindicatos de izquierdas, amén de haber defendido la República con las armas, porque con las armas la estaban derribando.
Un ejemplo de lo anterior nos lo proporciona nuestro protagonista de hoy, que trasladado desde la cárcel habilitada de Porcuna a la provincial de Jaén en el mes de mayo de 1939 a las preguntas del juez instructor el 23 de mayo de 1939, dice textualmente:
“Que pertenecía a la UGT desde 1927, los primeros días del Movimiento prestó servicios con armas, como miliciano, aunque hace constar que no ha intervenido en detenciones, registros ni saqueos. Que incautado el cortijo llamado del Zahan fue llamado por el encargado que puso el Frente Popular para ayudarle en las tareas de administración. Que en el mes de noviembre de 1936 estando en el cortijo vieron aparecer un coche de viajeros preguntando por el camino que conducía a Valenzuela, ofreciéndose el dicente en compañía de otro para conducirlo al citado pueblo de Valenzuela. Que después de estar algún tiempo en el Ayuntamiento vio salir un coche pequeño que supone conducían elementos dirigentes de las izquierdas, y poco después el coche que ellos trajeron a donde previamente habían subido seis presos acompañados de milicianos con armas largas; que tanto el dicente como su acompañante subieron en el camión que conducía a los detenidos y que al llegar cerca del cortijo en una pendiente se bajaron marchándose seguidamente a la casa-cortijo (sic). Que el día siguiente se enteraron que habían sido asesinados los presos que iban en el mismo camión que trajo al declarante pero que él no ha tomado parte en dicho delito que supone fueron cometidos por elementos de Cañete de las Torres”.
Se aprecia en su declaración la vehemencia y el convencimiento de una persona que sabe que va a ser fusilado, pero quiere legarnos, como lo hace, su declaración de inocencia. “Podrán fusilarme” –pensó- “pero no por un crimen que no he cometido”.
Los crímenes cometidos contra los señores de Valenzuela fueron la escusa perfecta de condenar a muerte a muchos de nuestros paisanos y convecinos de Cañete de las Torres. El nuevo régimen, con sus verdugos a la cabeza, en ningún momento intentó esclarecer las causas y motivos de aquellos asesinatos, y menos aún de dar verdaderamente con los culpables, que según el procedimiento sumarial que consultemos, unas veces son unos y otras otros, siendo la coincidencia en nombres, lugar de los hechos, que aparece indistintamente como carretera de Valenzuela o cerca del cortijo del Zahan, un mero espejismo de la realidad.
Negación de firma
Felipe Bellido Toribio, “El Bizco Felipe”, conocida su sentencia de muerte un 26 de junio de 1939; tampoco quiso dejar pasar la oportunidad que le brindaron sus asesinos de rebelarse contra el nuevo orden y volver a estar en desacuerdo con las acusaciones vertidas contra él. Sí, haciendo uso del último resquicio de libertad que le quedaba, con inusitada frialdad se negó a firmar al lado de sus verdugos el día que le leyeron íntegramente su propia sentencia de muerte. Eran las 22,00 horas del 7 de noviembre de 1939, una hora antes de su ejecución. Nos dejó, sin duda, un último alegato de justicia e igualdad, conceptos que forman y dan sentido a la libertad con mayúscula; y por la que murió Felipe.
Una hora después, el médico militar Manuel Oña Iribarne, certificaba su defunción en el cementerio de San Eufrasio (Jaén), como consecuencia de las heridas producidas por arma de fuego.
Certificado de defunción de Felipe Bellido Toribio
Felipe Bellido dejó viuda y seis hijos. Su esposa, Ecarnación Gutiérrez Cañas, pasó los peores años de su vida que ella misma nos cuenta en la web de deporcuna.com, en una noticia con motivo de su 105 cumpleaños.
Agraeceríamos, finalmente, que se pusieran en contacto con nosotros los familiares que sabemos que residen en Pobla de Mafumet (Tarragona), para intercambiar impresiones y ofrecerles toda la documentación digitalizada que tenemos de Felipe Bellido Toribio.
Encarnación Gutiérrez Cañas en su 105 cumpleaños. Deporcuna.com
FUENTES:
- Emilio Mola, Navarra 1936, De la esperanza al terror.
- Encarnación Gutiérrez, 105 años de experiencia. Deporcuna.com. 26 de julio de 2007.
- Consejo de Guerra Sumarísimo contra Felipe Bellido Toribio. Archivo Militar Segundo de Sevilla.
4 comentarios:
Otro de los muchos crímenes que el régimen fascista español cometió.
Si Hitler tuvo la supremacía de la raza aria como uno de sus pensamientos para eliminar a todo cuanto judío que encontró, el Payasísimo Franco no se le quedó a la zaga y exterminó a quienes poseían toda ideología que fuese distinta a la suya.
Que se jodan ambos: no soy nazi ni fascista.
Yo soy nieta de Felipe y me parece vergonzoso lo que ocurrio, mi abuela tuvo que luchar y sacar a sus 6 hijos adelante y sufrio pero los sacó, mi tia no tenia ni 1 año, al final mi abuela con los cuidados de su hija pequeña vivio hasta los 107 años pero no pudimos conocer a nuestro abuelo, la historia de España se llevó a muchos inocentes
A/A de la nieta de Felipe Bellido Toribio.
Buenas noches ante todo. Estaríamos muy interesados en contactar con los familiares de Felipe, no sólo para intercambiar impresiones y recuerdos, sino para facilitarle también la documentación que tenemos sobre, consejo de guerra incluido.
Nuestro e-mail es: nombresporcuna@gmail.com
Un saludo y gracias por los comentarios.
Gracias por este espacio y trabajo de memoria colectiva¡¡¡¡un abrazo¡¡¡
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