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| La llamada Torre Alcázar (Torredonjimeno), donde estuvo la artillería republicana | 
La
 recuperación de la memoria histórica, el rescate de los olvidados y de 
los condenados al olvido, no es patrimonio exclusivo de los “rojos”
 perdedores. La dictadura, primero africanista, luego fascista, antes de
 ser franquista, lejos de la imagen paternalista que cansinamente nos 
trasmiten sus hagiógrafos, recuperó la memoria de aquellos que les 
sirvieron para justificar su existencia, y de paso, su violenta 
represión contra sus enemigos de clase; olvidando y condenado a aquellos
 otros, azules también, que se vieron inmersos en la vorágine del momento, que se vieron obligados a combatir a sus iguales.
Este pudiese ser el caso de Bernardino Montilla Santiago,
 hombre humilde, dedicado a las labores del agro, como casi todos los 
vecinos de Porcuna en los años 30. Sabemos, y así consta en los 
archivos, que tras la toma de Porcuna por los nacional-católicos un 1º 
de enero de 1937, los jóvenes, y no tan jóvenes, que habían permanecido 
en Porcuna o derredores, de familias acomodadas o no, se afiliaron en 
masa en las distintas banderas y milicias de Falange. Unas combatieron 
en los frentes y otras se dedicaron a reprimir la retaguardia, así como a
 realizar trabajos de fortificación, atrincheramiento y desactivación de
 explosivos. La mortandad entre éstos últimos fue muy, pero que muy 
elevada.
La
 guerra finalizó oficiosamente un 1º de abril de 1939. Dos días antes, 
el ejército del Sur de Queipo de Llano, desde los frentes de Córdoba y 
Granada, comenzaron su avance hasta la capital jiennense que 
inocentemente se puso del lado del Coronel Casado y Besteiro. El frente 
se derrumbó irremediablemente y lo que quedaba del ejército republicano 
se deshizo de sus pertrechos y cogió el camino de sus hogares. El 
frente, estabilizado durante casi tres años de contienda, quedó plagado 
de proyectiles, metralla, trincheras, municiones y demás artefactos 
explosivos. La tierra parecía movida por la mano de un gigante. La 
guerra había terminado, las venganzas se sucedieron, la represión se 
agudizó contra los vencidos y el campo, sembrado de hojarasca y de 
metralla hubo de descontaminarse. A ello se dedicaron los parias del 
ejército vencedor, y en muchos casos el ejército vencido.
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| Una muerte cualquiera como consecuencia de una explosión | 
Un día después, “cautivo y desarmado el ejército rojo”, fallecía el falangista porcunense Bernardino Montilla Santiago. Su
 escueta acta de defunción dice que “falleció en acto de servicio en el 
Llano de la Hondonera a las 3 horas del día 2 de abril de 1939, como 
consecuencia de heridas por explosión de un artefacto de guerra”. La 
guerra había terminado, repetimos, pero las consecuencias del golpe de 
estado del 18 de julio seguía cobrándose víctimas.
Bernardino Montilla Santiago
 había nacido el 21 de agosto de 1903 en Porcuna, hijo de Manuel y Ana 
Benita, con domicilio en calle Puertas Nuevas, de profesión del campo y 
de estado casado con María Navas Marín,
 de cuyo matrimonio quedaron tres hijos, Carmen, Florencio y Victoria. 
Su cadáver está enterrado en el cementerio de Porcuna y se ignora tenga 
otorgado testamento. ¡Éstos fueron sus laureles!.
Decir,
 para finalizar, que si bien el franquismo le daría a su viuda e hijos 
algún tipo de compensación económica, lo cierto es que ese mismo régimen
 se olvidó de él, y por su condición, no tuvo los honores de los caídos 
por Dios y por España, y menos aún se inscribió su nombre en los muros 
de la parroquial iglesia jiennense. Solo consta en el registro civil.
Familiares y demás interesados están invitados a profundizar en la intrahistoria de nuestro paisano. Descanse, pues, en paz!.
Fuente:
- Registro Civil de Porcuna (consultado en 2011).
 - Archivo Histórico Municipal de Porcuna. Diversos documentos.
 
Apartado de correos nº 47-23790. Porcuna (Jaén)
Rogamos la máxima difusión entre vuestros contactos


2 comentarios:
Gracias por el artículo.
Al margen de ello, no puedo entender cómo es posible que en este página, en el margen derecho, aparezca propaganda de un libro de Ricardo de la Cierva. O es un error... o es un error. No encuentro otra explicación.
Buenos días.
No entiendo bien por qué debe ser un error. Nosotros estamos dispuestos a leer a cualquier autor, sea del signo político que sea.
Además, esas portadas las vamos cambiando con asiduidad, dentro de nuestro programa de "Regala un libro para escribir otro", que por cierto, está dando muy buenos resultados.
Gracias.
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