Trozo de cráneo en el conocido como "Corralillo de los Suicidas". Ad latere cementerio de Porcuna. 2011 |
Manuel Moraleda Peláez nació en Porcuna en 1887, soltero y de profesión jornalero, hijo de Juan y Manuela, sin ningún tipo de instrucción, con domicilio en la calle Cristóbal López, 13. No perteneció a partido o sindicato alguno antes o durante la guerra. En diciembre de 1936 por miedo a la aviación rebelde huye de Porcuna y se instala en Jaén donde trabaja en labores agrícolas hasta el final de la contienda. Atrás dejaba un huerto que labraba con sus manos, según consta con cierta melancolía en el sumario.
A
principios de abril de 1939 vuelve a Porcuna, al igual que miles de
refugiados, siendo detenido tras la denuncia de un paisano. De Manuel
se dice que frecuentaba la Casa del Pueblo, que fue miliciano con armas
y que participó en saqueos y requisas, acusaciones que niega ante el
teniente jurídico Amador Roldán.
Creemos
que en primera instancia sería trasladado a alguno de los campos de
concentración habilitados al efecto en Higuera o Santiago de Calatrava,
pues su ingreso en la cárcel-habilitada de la Iglesia de Jesús no tiene
fecha hasta el 3 de agosto de 1939, según consta en la documentación
firmada por el jefe del presidio, el tristemente conocido Fernando Lupiáñez.
Durante
el procedimiento sumarial recibe informes negativos tanto de la Guardia
Civil, como de la Alcaldía y la Jefatura de Falange, así como de varios
testigos afines a la llamada “causa nacional”. El 17 de septiembre de
ese mes se dicta auto de procesamiento y se le acusa de un delito de “alzamiento en armas y otros”
o lo que es lo mismo, aquellos que se levantaron contra el poder
legítimo del pueblo, son ahora los acusadores y sodomitas. Interrogado
ese mismo día, lo único que admite es que visitó en varias ocasiones la
Casa del Pueblo, negando el resto de las acusaciones. Como testigo de
descargo fue interrogado Manuel Herrador Delgado, jornalero de 33 años, quien más por miedo que por convencimiento, dijo no conocer a nuestro desdichado protagonista de hoy.
La instrucción de la causa
finalizó el 24 de septiembre de 1939. Pocos días después, un 6 de
octubre, esperando su traslado a la prisión provincial, fallecía en
extrañas circunstancias en la prisión de Porcuna, suponemos que en la
Torre Nueva o en alguno de los habitáculos decorados para la ocasión por
los falangistas. Su partida de defunción establece como causa de la
muerte la “asistolia”,
eufemismo que podría esconder distintas formas de tortura y las
interminables palizas ampliamente documentadas por nosotros en estos
presidios (véase el caso de Juan Cámaras del Moral o Juan de Mata Cespedosa del Pino).
Su
muerte significó desde el punto de vista burocrático el sobreseimiento
de la causa y la impunidad del nuevo crimen. Manuel Moraleda Peláez
no fue un significado izquierdista o republicano, fue una jornalero más
en una España durísima y curtida. La felonía y el regusto por la
violencia y el maltrato físico de posguerra lo llevó a la muerte. Su
cuerpo, según la partida de defunción, yace sin nombre en el cementerio
municipal de Porcuna, presuntamente en alguna de las fosas comunes que
se abrieron en el mes de septiembre anterior, y que por suerte han
quedado documentadas, aunque eso es otra historia.
Descanse en paz Manuel.
FUENTE:
- Partida de defunción de Manuel Moraleda Peláez. Registro Civil de Porcuna (Jaén).
-
Proceso sumarísimo y de urgencia 40.654, legajo 57 nº 2.308 contra
Manuel Moraleda Peláez. Archivo Histórico Militar del Tribunal
Territorial Segundo de Sevilla. Consultado en 2013.
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