Entrada de los "Nacionales" en Porcuna. Primera semana de 1937. Foto Serrano. ICAS |
Francisco Santiago Millán es indistintamente conocido en las fuentes históricas como sacerdote o presbítero. Todas, en cambio, coinciden en que fue Maestro Nacional, colaborador, según Heredia Espinosa, con el sacerdote Felipe Vallejos Molina “dando clases nocturnas y gratuitas para los trabajadores adultos en la propia sacristía de la Parroquia”. Personaje eminente y conocido sin duda entre la pléyade porcunense, regaló el lienzo del Santo Cristo de Limpias a la recién construida Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción de Porcuna, según el magnífico y concienzudo trabajo del también maestro Manuel Bueno Carpio.
Comenzada
la fratricida contienda fue detenido por “milicianos” (sic) el primero
de agosto de 1936, siendo inmediatamente conducido, el ocho del mismo
mes, a la prisión provincial de Jaén, para ser trasladado el día once a
la prisión de Alcalá de Henares en los llamados “trenes de la muerte”.
En estos trenes fueron trasladados cerca de un treintena de paisanos,
perdiendo la vida en el camino el jovencísimo Luis Funes Morales, hijo
del médico y posterior Jefe de Investigación e Información de Falange y
de las JONS, Víctor Funes Pineda.(Vidi comentario nº 1 donde se subsana el error en el nombre).
Fue
ingresado como preso en la “casa de trabajo de Alcalá de Henares”, no
siendo las circunstancias del momento las mejores para estos supuestos
derechistas, conocidos como “Prisioneros del frente de Córdoba”. Las
continuas ofensiva franquistas sobre Madrid, en ese intento desesperado
de tomar la capital de la nación y finiquitar de un plumazo la guerra,
generó muchísima incertidumbre en una República que se defendía como
podía del golpe militar más sangriento conocido en la historia de
España. Evidentemente, los prisioneros fasciosos no eran la mayor
preocupación de la Junta de Defensa de Madrid, y los excesos se
sucedieron provocando miles de víctimas entre los mismos. Después llegó
un periodo de relativa calma, cuando comenzaron a funcionar los llamados
Jurados Especiales de Urgencia en virtud de la normativa republicana
emanada del octubre pasado. Así, de esta forma, los llamados tribunales
populares comenzaron a juzgar a toda una caterva humana que había
llegado a las inmediaciones de Madrid a recibir la justicia del pueblo.
El Día, San Sebastián, 7 de octubre de 1930 |
Francisco Santiago Millán,
de 49 años en 1937, soltero, con domicilio en Calle Bailén nº 4 de
Porcuna, se le incoó procedimiento un 30 de enero de 1937 por el
Juzgado nº 4 Especial. Dice no pertenecer a partido político o sindicato
alguno, salvo a la Asociación Nacional de Magisterio, y que es
funcionario del estado. En las indagatorias muestra su lealtad al estado
legalmente constituido. El Tribunal de Urgencia Especial de Alcalá de
Henares, hace saber a los familiares del reo que el juicio tendrá lugar
el 28 de febrero de ese año. El Ministerio Público, teniendo en cuenta
el tiempo en que lleva detenido, y que nadie ha presentado prueba alguna
de acusación solicita “la libre absolución del mismo”, al que se acoge,
evidentemente, el Delegado Gubernativo (abogado defensor), quedando en
libertad ese mismo día.
Nada
sabemos desde su puesta en libertad hasta su vuelta a Porcuna una vez
terminada la guerra. En el acta capitular de la Comisión Gestora del
Ayuntamiento de 6 de julio de 1939 se dice al respecto: “Con
respecto a la petición formulada por D. Francisco Santiago Millán,
Presbítero y Maestro Nacional de la plantilla de esta población, en
solicitud de que se le abonen los emolumentos atrasados por la
Casa-habitación (sic), sobre cuyo extremo recayó acuerdo por la Comisión
Gestora en sesión del día de 24 de mayo (...) se acordó satisfacer a
dicho peticionario los haberes que reclama a partir del día 1º de enero
de 1937, en que fue liberada esta Ciudad, en atención al caso especial
que concurren en el mismo, de haber sido víctima de la persecución roja,
y haber estado detenido por las hordas marxistas, pago que en cuanto al
año 1937 y 1938 se hará con cargo al capítulo de resultas”.
La
arbitrariedad de su detención le costó a Francisco Santiago Millán
siete meses de presidio, de incertidumbre, amenazas y de aval en la
posguerra.
Fuentes:
- “Donaciones realizadas por los feligreses a la Iglesia Nueva”, en La Iglesia Parroquial de Porcuna, de Manuel Bueno Carpio. Recurso on line.
-
Archivo Histórico Nacional, (Madrid). Causa General de la provincia de
Jaén. Caja 1.009. Pieza cuarta de Jaén. Checas. Tren de Jaén. Consulta
on line el 4-11-2010: http://pares.mcu.es/
- Acta Capitular de 6 de Julio de 1939. Archivo Histórico Municipal de Porcuna (consultada en 2011).
- Fotografía de inicio (detalle): Archivo Serrano, ICAS.
- Fotografía de inicio (detalle): Archivo Serrano, ICAS.
DIRECCIÓN POSTAL PROYECTO TODOS LOS NOMBRES DE PORCUNA
Apartado de correos nº 47-23790. Porcuna (Jaén)
DONACIONES
2 comentarios:
Luis Funes Morales no era el hijo de Victor Funes, el hijo de Victor Funes fue Victor Funes Aguilera, primo hermano de Julián Marías Aguilera.
Victor Funes Aguilera estudiaba en Madrid, donde era conocido por sus ideas liberales, dicen que todo lo opuesto a su padre, tuvo la mala suerte de que cuando fueron a detener a su padre no lo encontraron y entonces se llevaron al hijo como en represalia por no encontrarle.
Efectivamente, lleva Ud razón, Luis Funes Morales no es hijo de Víctor Funes Pineda, sino de Manuel Funes y Dolores Morales. Luis Funes Morales tenía 26 años cuando falleció, estaba casado con Dolores Garrido López Obrero, de cuyo matrimonio quedó una hija, María Dolores Funes Garrido. La tragedia no abandonó a esta familia, y un hermano suyo, Manuel Funes Morales, fallecía por axfisia por inmersión (ahogado suponemos) en Villafranca de Córdoba el 5 de agosto de 1937, a la edad de 23 años. Pertenecía a la 3ª Batería del Regimiento Pesado nº 1 del bando rebelde en ese sector.
Aún así, suponemos que Víctor Funes Pineda sería familiar suyo, pues a instancias suyas, en 1938, se modifica el nombre de la hija de Luis Funes Morales en el registro civil.
Gracias, de nuevo, por el esclarecedor comentario.
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