Cementerio de Porcuna.
Lugar donde fueron fusilados el 14 de diciembre de 1936 varios "derechistas"
Nació en Porcuna en 1884, hijo de Benito y Dolores, domiciliado en calle Gallos nº 4, de profesión propietario, y casado con Manuela López-Obrero Aguilera, de cuyo matrimonio han quedado nueve hijos llamados Dolores, Manuel (María?), Amparo, Paz, Alberto, Auxiliadora, Ramón, Francisco y Benito.
En su acta de defunción, inscrita en el registro civil de Porcuna con fecha de 21 de noviembre de 1937, se dice “que falleció en el cementerio de esta población la noche del 14 al 15 de diciembre de 1936 a consecuencia de heridas de asesinato por los marxistas. Que según los antecedentes el interfecto fue vejado y maltratado de palabra y obra bárbaramente”. Además se hace constar que su cadáver “fue sepultado” en el cementerio de la localidad. Tenía 50 años de edad cuando fue asesinado.
En el diario sevillano de La Unión, se dice lo siguiente: “Manuel Garrido Mestanza, de 58 años, casado, con nueve hijos, propietario, cedista. Estuvo detenido varios días, y los llantos de sus pequeñuelos consiguieron la libertad provisional, librándose de ser asesinado el 3 de septiembre. Nuevamente intentaron detenerlo, pero no fue hallado en su domicilio. El día 14 de diciembre por la tarde, tuvo la desgracia de que una bomba de aviación destruyera su domicilio, apareciendo en él con sus familiares, sin lesión de ninguna clase. En aquel instante fue detenido por los rojos y asesinado, en unión de sus antiguos compañeros de prisión”.
En la Causa General se dice que tiene 58 años, propietario, perteneciente a la CEDA. Se dice que está enterrado en el cementerio de Porcuna.
Su nombre también aparece grabado en hueco relieve en el ábside de la Parroquia de la Asunción de Porcuna con el número 26 de la “cruz de los caídos por Dios y por España”. También aparece dentro de la misma iglesia, en la Capilla de “las Ánimas”, conocida también como de “Los Mártires” en la posguerra, en el número 13.
Pocas más son las citas que tenemos de Manuel Garrido Mestanza, salvo la publicada por Manuel Heredia Espinosa (1994), en su obra “Historia de Porcuna”. Dice que entre los más asiduos a la “Peña Humorística” “La Silenciosa” se encontraba Víctor Funes Pineda, Manuel y Francisco Garrido Mestanza, Manuel Pérez y Ramírez de Aguilera, José Robles y Robles, José Güeto Martínez, Francisco, Manuel y José Adana Morente, Arturo Garrido-Espiga y Benito Barrionuevo López-Obrero. Dicha Sociedad estaba “establecida en edificación próxima al Círculo de la Unión (Plaza de la Constitución), en la que un grupo de señores se dedicaba a leer la prensa y a libar, en silencio, a cuyo efecto cada uno disponía de su periódico o libro y de la bebida y tapas que deseaba, guardando todo en taquilla individual que cada uno disponía, depositando en una hucha común el importe de cada botella de vino consumida, al objeto de responder a los pedidos del “Fino la Guita” que era la marca de vino gastada. De aquí que esta peña fuera conocida por la Silenciosa, toda vez que solo en la onomástica de cada componente era permitido comunicarse de palabra entre sí, comentándose jocosamente las incidencias surgidas en los periodos de mutismo” (p. 84).
A Manuel no le dedicaron ninguna calle como hicieran con su hermano Francisco, aunque sí es cierto que su memoria perdura en la “Cruz de los Caídos” y en la capilla custodiada por “Cristo mártir”. Aún así, como no debiera ser de otra manera, el 14 de diciembre de 1986, en el cincuenta aniversario de su muerte, sus hijos y demás familiares le recordaban en una esquela emotiva en el diario ABC de esa fecha, haciéndose constar en un vibrante tono “que su holocausto redunde en Tu gloria y en su santificación”. Sea, pues, para él, sin olvidar a los demás.
Este mes de octubre se cumplen cuatro años de la llamada popularmente “Ley de Memoria Histórica”. El siempre diestro diario ABC no dejó pasar la oportunidad para dedicarle toda una página a la tramitación parlamentaria de dicha ley el 11 de octubre de 2007, y de paso criticar a Zapatero, los “ecocomunistas” (!) y nacionalistas. Nada de esto sería extraño en el conservador rotativo, sino fuese porque la foto que ilustra la noticia es de uno de los ábsides laterales de la parroquia de Porcuna, donde se encuentran inscritos los 57 “caídos por Dios y por España” (unos asesinados, otros muertos en los frentes de batalla, otros, … defenestrados por el régimen). En su pie de foto se puede leer: “este tipo de placas en iglesias y frontones deberá de desaparecer”. Bueno, cuatro años han pasado, y allí sigue la cruz, “manquita”, como la ha rebautizado el sabor popular - no sé si por paralelismo a la catedral de Málaga- tras sufrir una “mutilación” en uno de sus ángulos rectos de madera; lo que nos lleva a la conclusión, que lo que no ha hecho la Ley, lo ha hecho la erosión de la Historia. Y ustedes se preguntarán: ¿qué tiene esto que ver con Manuel Garrido Mestanza?. No sean impacientes, termino de enhebrar la historia.
La noticia de ABC, y evidentemente los objetivos de la Ley (cortos para los memoralistas) removieron más de un intestino delgado y grueso. Efectivamente, la noticia tuvo respuesta en ese diario en forma de artículo de opinión. Así, María Dolores Lacave (25/10/1007), esposa de Emilio Sebastián Garrido, y asidua al martilogio en ABC, bajo el título “Memoria selectiva” escribía con gran re-sentimiento y acritud: En la página 48 del periódico ABC del día 11 de octubre y bajo el título de «La ley de la memoria histórica» reproducen la fotografía de la cruz de los caídos de Porcuna (Jaén), en ella Manuel Garrido Mestanza, así como su hermano Francisco, ambos asesinados por los «rojos» (memoria histórica) en su pueblo, primero fueron llevados al Ayuntamiento y apaleados hasta que a Francisco le enuclearon un ojo, después con otros detenidos fueron fusilados, según costumbre , en las tapias del cementerio el 14 de agosto de 1937. Manuel Garrido era el abuelo de mi marido, su delito no fue ser de derecha o de izquierda, estaba casado, tenía doce hijos, era católico (eso sí) y tenía una finca en el pueblo de la que vivía. Su pecado fue levantar envidias por ser «burgués» y católico en un momento que no era según parece conveniente; a su vez su hija mayor de tan sólo veinte años, casada y embarazada de su única hija, perdió a su marido en el famoso «Tren de Jaén» por llevar unas gafas con montura chapada en oro y por tanto ser considerado un «intelectual» (memoria histórica).
Cementerio de Porcuna.
Uno de los monolitos dedicados en homenaje a los represaliados de "izquierdas"
Descansen en paz todos y cada una de las víctimas, pero permítanos recordar, aunque sea con humildad, y sin grandes fastos, ni necrológicas abeceras, a los nuestros, olvidados, defenestrados y mancillados vilmente por un régimen con el que el propio Francisco o Manuel hubiesen tenido sus divergencias.
Así las cosas, ahora tienen los familiares y amigos la posibilidad de ampliarnos un poco más la vida y obra de Manuel. Gracias.
Fuentes:
- Sánchez Tostado, Luis Miguel (2006): La Guerra Civil en Jaén. Historia de un horror inolvidable. Colección Memoria Histórica, Jaén.
- CAUSA GENERAL DE JAÉN. TÉRMINO MUNICIPAL DE PORCUNA. Pieza número 67. Archivo Histórico Nacional. Caja 1006. Expte. 11. (28 de febrero de 1941).
- Registro Civil de Porcuna (consultado en 2011).
- Relación nominal que aparece en la “Cruz de los Caídos por Dios y por España”. Ábside lateral de la Iglesia parroquial de la Asunción (Porcuna).
- Relación nominal que aparece en la capilla de “Las Ánimas”, en el interior de la Iglesia Parroquial de la Asunción (Porcuna).
- Diario La Unión. Sevilla, 30 de marzo de 1937.
- Diario ABC. Fechas de 11 y 25 de octubre de 2007
- Libro de Actas Capitulares del Ayuntamiento de Porcuna. Sesiones de 14 de noviembre de 1934 y de 21 de febrero de 1936. Archivo Histórico Municipal de Porcuna. Consultado en 2011.
- Heredia Espinosa, Manuel (1994): Historia de Porcuna. Casa Municipal de Cultura. Ayuntamiento de Porcuna.
1 comentario:
Solo decir que si la Cruz y el listado de nombres no ha sido retirado de la fachada de la parroquia es porque en último instante la ley (que aún no estaba aprobada, faltaban solo unas semanas) recogió la excepción de los edificios religiosos. Otra suerte hubiera corrido de haber sido colocada en mitad de la plaza. Por ese motivo ni ha sido retirada esa cruz ni la lista de curas asesinados en la S.I.C. de Jaén ni los listados de otras muchas parroquias de nuestra provincia.
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