TEODORO DÍAZ HEREDIA.
El teniente Teodoro Díaz Heredia vestido con uniforme republicano
Cada día son mas ..., cada día somos mas. Cada día que pasa son mas los hjos, nietos, sobrinos y biznietos que comparten con nosotros sus “retazos de historias”. Para aquellos que piensen que son historias viejas y tristes las que nos cuentan, se equivocan, no lo son, porque por encima de la tragedia, de la muerte o la desaparición, han quedado imortalizadas en las retinas de aquellos que los conocieron, aunque sea por segunda o tercera generación, “la pureza” y las bondades de unos hombres y mujeres que dejaron las azadas y las hoces, para luchar por la libertad y en contra de un fascismo que se cobró millones de muertos en los años 30 y 40 del pasado siglo.
Hoy desenterramos de los escombros humeantes de la desmemoria a Teodoro Díaz Heredia, que en nombre de miles de desaperecidos como consecuencia del golpe cívico-militar del 18 de julio de 1936, reivindica hoy su lugar en la memoria colectiva de las gentes, porque ya está, y estuvo, recordado siempre por sus familiares y amigos.
Gracias a las aportaciones de una nieta de Teodoro, este teniente republicano, de poco más de veinte años de edad, dejó su pueblo, al igual que cientos de jornaleros, braceros, campesinos y obreros, para defender la República contra el fascismo; y por ella daría la vida en los frentes de batalla.
Teodoro Díaz Heredia nació en Porcuna el 13 de enero de 1909. Sus padres eran Juan Díaz Palomo y Brigida Heredia Palomo, que vivían por aquellos entonces en la calle Beato Garrido de Porcuna. Se casó en Madrid, posiblemente durante la contienda, con Natividad Vélez Rubiños, con la que tuvo una hija en 1938, Teodora Díaz Vélez. Teodoro Díaz llegó a alcanzar el rango de teniente de la República, estando encuandrado en la 1ª Brigada de Caballería de Úbeda, al mando del comandante Aguado, participando en la batalla de Guadalajara en 1937 contra los “faccios” italianos que derrotaron.
Su rastro se nos pierde en 1938, durante los prolegómenos de la Batalla del Ebro, al igual que otros cientos que aún seguimos guardándoles un “rincón” en la Historia.
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