La extrema derecha nacional católica del PP y algunos otros salvapatrias e invasores de Polonia, han decidido a través del llamado "Foro Historia en Libertad", y los joseantonianos de "Plataforma 2003" (que son los mismos), recoger firmas para abolir o derogar la llamada "Ley de Memoria Histórica" del gobierno de Zapatero. Bien. Hasta la fecha (momento en el que se escribe) se han recogido 1.109 firmas de personas con profundos valores democráticos. Hasta aquí todo normal, unos viendo el continente, otros el contenido y otros mirando a Cuenca. Nada nuevo bajo el sol, salvo que cinco años después de la mentada y alicortada Ley, un sacerdote de la Diócesis de Jaén, Tomás de la Torre Lendínez, se deja caer por estos lares con las siguientes lindezas a través de su blog:
"Durante el largo periodo del zapaterismo hubo que tragar unas
leyes infumables todavía vigentes gracias a los complejos de la derecha
representada por el gobierno del partido popular, aunque ostenta la
mayoría absoluta.
Una de esas leyes inicuas fue la mal llamada de la memoria histórica, fuente de conflictos revanchistas y de odios familiares y vecinales.
Se ha levantado una recogida de firmas para rogar al presidente del gobierno que anule esta ambigua ley, gracias a la cual han ocurrido sucesos lamentables en muchos pueblos españoles que habían enterrado los odios de la Guerra Civil al inicio de la Transición".
Una de esas leyes inicuas fue la mal llamada de la memoria histórica, fuente de conflictos revanchistas y de odios familiares y vecinales.
Se ha levantado una recogida de firmas para rogar al presidente del gobierno que anule esta ambigua ley, gracias a la cual han ocurrido sucesos lamentables en muchos pueblos españoles que habían enterrado los odios de la Guerra Civil al inicio de la Transición".
A la perorata desde el púlpito virtual le sigue la "exposición de motivos" de aquellos que propugnan la derogación; rubricada finalmente con una coletilla, nada cervantina, de nuestro párroco:
"Espero que esta campaña de recogida de firmas tenga éxito y pronto
veamos a un valiente gobierno de España quitando esta y otras leyes que
han arruinado a nuestra Nación económica y moralmente para muchos años.
Tomás de la Torre Lendínez"
Es evidente, como diría Ernst Nolte en relación al nazismo, que "el pasado no quiere irse". Es evidente, como diría Julián Casanova, que "el olvido oficial, que es lo que sigue presente en España, no hará desaparecer el recuerdo de las víctimas -del franquismo-, porque nadie ha encontrado todavía la fórmula para borrar los pasados traumáticos, que vuelven a la superficie una y otra vez". Es evidente, que no se pueden cerrar las heridas sin conocer la verdad. Y es que Tomás de la Torre Lendínez pretende no solo sermonear a sus incondicionales, sino que hace un llamamiento yihadista a desenvainar la espada de la fe católica para combatir la anti-españa, a las hordas zapateristas, y de paso la homexesualidad, el aborto, y otras normas del todo humanas y nada divinas.
La Iglesia católica y sus pastores, lejos de mantenerse "neutrales" en democracia, y en política, lejos de salvar las almas en su lecho de muerte, lejos de predicar la pobreza sin vivir de Dios, siguen con su "errequeerre", que no es otro que canonizar o beatizaficar al "mártir caído" en la Cruzada; cuando su papel debería ser ir de puerta en puerta, de esquina en esquina, de cementerio en cementerio, y de cárcel en cárcel, pidiendo "perdón" por bendecir y apoyar las miles de muertes que el golpe militar y la dictadura produjeron en la España católica, apostólica y romana de Franco.
Sí, el Sr. Tomás de la Torre, y su pontífice (que sí critica los crímenes nazis), parece que solo tienen memoria selectiva para los "martirizados" durante el dominio rojo; quedando en una anécdota, evidentemente, la declaración y cumplimiento de los derechos humanos. La Iglesia debería recapitular, bajarse de su púlpito barroco y comenzar a mezclarse con los trabajadores de cuello azul, en vez de hacer continuos llamamientos a la "salvación de España" y a la "cruzada" contra los infieles.
Ya está bien de "honor y gloria" para unos; y silencio y humillación para otros. Es hora de que la Iglesia en España pida perdón cristiano; es hora de que la Iglesia reconozca su implicación en el golpe militar del 18 de Julio de 1936. Sí, aunque duela, aunque produzca vómitos y convulsiones, es hora de decir que buena parte del clero se implicó en la trama de las denuncias, informes y delaciones acusatorias contra el rojerío que había perdido la guerra. Es hora de decir que apoyaron la masacre, la dictadura y el terror. Es hora de decir, que traficaron con vidas humanas, las robaron, las vendieron y lo peor de todo, las desarraigaron de sus familias, concepto éste, que junto al matrimonio entre un hombre y una mujer, la Iglesia tanto dignifica para golpear siempre que puede al colectivo de gays y lesbianas. Es hora, en suma, de que la Iglesia católica, su jerarquía, condene públicamente el franquismo, lo rechace y elimine de las fachadas impolutas de sus iglesias las cruces y vítores a sus caídos, pues son precisamente esos símbolos de la dictadura y el martilogio, los que siguen hurgando en las heridas del pasado. Son esos monumentos al fascismo los que nos recuerdan diariamente que debemos seguir luchando, combatiendo, por la libertad, la democracia,la paz y un Estado laico.
Por eso, Sr. de la Torre Lendínez, como dicen en mi pueblo, "zapatero a tus zapatos". Dedíquese a la salvación de las almas y cuelgue de una vez la escopeta que se va a hacer daño.
Por eso, Sr. de la Torre Lendínez, como dicen en mi pueblo, "zapatero a tus zapatos". Dedíquese a la salvación de las almas y cuelgue de una vez la escopeta que se va a hacer daño.
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